A La Hora de La Muerte
A la hora de la muerte
Que no ponérmelo a mí delante,
Que como la quiero tanto,
El corazón a mi se me parte.
Quiere que me esté callao,
Y yo a mi lengua le eché un nudo,
O esta gente son capaz,
De hacerle hablar a un muo.
Anda y dile a tu mare,
Si me desprecia por pobre,
Y que el mundo da muchas vueltas,
Y el que se cajó una torre.
Aquiel que sienta,
Tierra llena,
Mal fruto puede coger,
Que la tierra se vuelve piera,
Y no pue prevalecer.
Abierta estaba la rosa
Con la luz de la mañana;
Tan roja de sangre tierna,
Que el rocío se alejaba;
Tan caliente sobre el tallo,
Que la brisa se quemaba;
¡tan alta!, ¡cómo reluce!
¡Abierta estaba!