Siqueiro Prisionero
En una jaula grande,
cal y cemento.
Bajo siete candados,
no justicieros.
Un pajarillo trina
su desconsuelo.
Cuando las aves pueden
cantarle al viento.
Mientras las además aves
estan bebiendo,
el aguita que cae
de alto cielo.
El prisionero bebe
duro tormento,
y lagrimas habidas
de sus recuerdos.
Por eso están llorando
los elementos,
las estrellas no tienen
igual destello.
Palida está la luna
más que los muertos,
mirando noche y día
su prisionero.
Por eso el Pan de Azúcar
sube muy terco,
y el Amazonas ruge
del sentimiento.
Copacabana agita
negro pañuelo,
pero la ley más sorda
que El Padre Eterno.
Le roban a sus ojos
azul del cielo,
de la selva sus verdes
le prohibieron.
Pero no hay de quitarle
su rojo fuego,
ni la blanca paloma
de sus desvelos.
Gimen samba, que gimen
los brasileros,
suenen tambores negros
a sangre y fuego.
Lloren todo en que tienen
corazón tierno,
que sepultado en vida,
se halla siqueiro.