El Unitario de San Miguel
En la epopeya más romanesca
Del año horrendo '40 aquel
Cuando Lavalle tomó su lanza
Contra el odiado tirano cruel
Un noble gaucho de la parroquia
De abanderado se fue con él
Y en los combates fue el más valiente
El unitario de San Miguel
Y allá en Suipacha, cerca de Cuyo
En la ventana más colonial
Había una niña de ojos azules
Como un ensueño primaveral
Entre el perfume de las mosquetas
La dulce diosma y del clavel
Ella escuchaba las tiernas cuitas
Del unitario de San Miguel
Adiós, mi amada esperanza de payador unitario
Hoy mi afán de visionario me aleja de tu vergel
Cuando vuelva a Buenos Aires con Juan Manuel abatido
Te haré con palmas un nido, aquí mismo en San Miguel
Volvió Lavalle con sus legiones al patrio seno de la ciudad
Cruzan las calles los escuadrones al son de marcha de libertad
Pero no vuelve el abanderado; ni en la bandera se ve el laurel
Cayó en Cerrito, gloriosamente, el unitario de San Miguel
Y ahora las diosmas de las ventanas de la casita tan colonial
Ya no perfuman más los suspiros de la pareja sentimental
La hermosa niña de ojos azules llora su angustia junto al clavel
La heróica muerte de su trovero, el unitario de San Miguel
Con lágrimas de congojas en las noches unitarias
Cuando eleves tus plegarias por la memoria de él
Por el trovero caído, pedile a Dios condolida
Que cauterice la herida que está abierta en San Miguel