Sin Destino Concreto
Tú llevas tu ritmo, lo entiendo.
Yo busco lo mismo, confieso.
Todos somos viajeros
sin un destino concreto.
Tú llevas tu ritmo, lo entiendo.
Yo busco o mismo, confieso.
Todos somos viajeros
sin un destino.
Yo que con poco me apaño,
para este caminar voy a hacerme una mochila ligera.
Cargar con lo justo y necesario y lo demás dejarlo fuera,
para una travesía placentera.
Me llevo poesías que transmitan verdad
y dejo la hipocresía de vacías rimas sin más.
Yo quiero que sea un postre de milhojas mi poema
y no me caben las milongas si hago espacio para sonrisas de colegas.
No seré lo más, no soy Elon Musk, no tengo plata,
pero se elongar el hogar a donde vaya
y sentir acogedora cualquier playa.
Me llevo una toalla de autostop por la galaxia.
Dejo el ansia, me llevo el por favor y el gracias.
Me llevo los recuerdos de infancia
y la responsabilidad, la habilidad y la constancia
que me dio la edad para recorrer esta distancia.
Y no quiero prejuicio en mi equipaje.
Por temerle al precipicio me perdí muchos paisajes.
Ya se sabe, no acaba cerca
la vereda que te lleva al paraje que el viaje merezca.
Y esta es la senda
de los que están buscando una respuesta.
Se va más liviano si lo sueltas,
pero un punto de apoyo te ayuda a subir la cuesta.
Entre idas y venidas,
saludos y bienvenidas,
me he parado a descansar
y a revisar la mochila.
Entre idas y venidas,
abrazos y despedidas,
solo hay camino
para el que camina.
Vamos lentos porque el camino es infinito.
Lo único que necesito es notar que me he movido.
Gracias por todos los zapatos ofrecidos.
Ahora saboreo el recorrido.
Y a hacer el loco tranquilos
sin hienas que juzguen tu estilo, porque el juicio es una carga
y lo importante es dejar espacio para que seas como te salga.
Parte de la flora y fauna.
La ilusión de la gente me alimenta.
Son provisiones contra un mundo de violencia.
Recojo menta fresca.
Aprendimos más del camino cuando fuimos por veredas.
Que somos lo que nos quedara
y una mezcla de lo que almacena la experiencia.
En esencia buscamos una esencia
entre la abundancia que el planeta nos entrega.
A veces no sé si se lo que sí, pero sí sé lo que no,
y esta elección nunca es perfecta pero,
así me siento mejor.
Si sé que prefiero estar bien a que me den la razón.
Y si las piernas te fallan, parada para respirar.
Hagamos confortable cualquier playa,
y entre recovecos de comodidad
encontraremos paz para el alma.
Entre idas y venidas,
saludos y bienvenidas,
me he parado a descansar
y a revisar la mochila.
Entre idas y venidas,
abrazos y despedidas,
solo hay camino
para el que camina.
Yo que sé dónde llegar cuando quiero hallar la paz,
sé que poco hay que cargar, hay que saber dejar atrás.
Adiós a lo que merma: aquello que posees te gobierna
y yo quiero libertad para mis piernas.
Revisando el equipaje me quedé con los mensajes
de bon día y bona nit, me quedé con el picnic.
Tardes de pies tapados viendo Netflix,
y aquello que sentía en la barriga cuando estábamos de festis.
Las botellas que bajamos cuando aún no discutíamos.
Los apodos cariñosos y las series que veíamos.
Tardes de paseo, fotos con desenfoque,
vermuts y terraceo y karaokes en el coche.
Y no es tan pesada carga si por el sendero queda lo que amarga.
Recuerdos de victorias como motor para el alma.
En esta travesía no hay más faro ni destino.
Entre idas y venidas hago mi camino.
Tú llevas tu ritmo, lo entiendo.
Yo busco o mismo, confieso.
Todos somos viajeros
sin un destino concreto.
Y en la tarde
dame agua y dame aire
que hay camino por delante
y tengo ganas de escucharte.
Entre idas y venidas,
saludos y bienvenidas,
me he parado a descansar
y a revisar la mochila.
Entre idas y venidas,
abrazos y despedidas,
solo hay camino
para el que camina.