El Soldado Avergonzado
La milicia me ha llamado a defender la ciudad, del todo me han engañado: contra ella me han lanzado. Un vestido me he comprado con la paga de soldado. Cuando la gente ha atacado tenía razones de peso. Ha habido un malentendido, de esto no me dijeron nada. Un vestido holandés que parecía de burgués. No es al enemigo sino a mi cuñado Enrique a quien he hecho un desgarrón junto al ombligo. El vestido se han comido dos ratas, mal provecho. Me dijeron: «tú que eres fuerte ahuyentarás a aquellos cerdos». Me lo creí, tontolaba. ¡Suerte que no hubo muertos!
Cobramos un escudo de oro y a las ratas hacemos el juego. Me negarán el saludo todos los que me conocieron, me lo tendré bien merecido. ¡Ay, si lo hubiera sabido! ¡Contra mí me he vendido y la paga tururú!